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El Rincón del Sátiro

Consejos

RETURN OF THE JEDI...

Bueno, queridos perdularios, lo más probable es que ninguno de vosotros me haya echado en falta y más improbable aún es que os hayáis preguntado alguno acerca de mi prolongada ausencia en éste mi Reino Mágico. Hastiado por la terquedad del zoroastro de Zoolander, llegué a la triste conclusión de que necesitaba hundirme en las negras brumas del autolvido, que lo que verdaderamente el público virtual me indicaba no era otro que el mísero sendero del ostracismo. Como avisé, decidí adoptar una decisión drástica: La Conexión Xaouen... y a estas alturas no se con certeza todavía si me alegro o me lamento de haber adoptado tan arriesgada decisión. Sin ánimo de crear alarma,`puedo afirmar que he estado a punto de enloquecer, y no de pena, sino de pasión febril.

Sí, satirillos, he llegado a ver el fulgor de naves estelares en llamas más allá de Orión; he cruzado y cerrado tras de mí las pesadas Puertas de Tannhäuser; el sudor ha perlado mi varonil frente mientras rebufaba por mis orificios nasales, henchido de lujuria, y he dado rienda suelta al alarido primigenio onano de aaaaaiiiiiieeeeeeaaahhhh más veces de las que mí síndrome de seminarista arrepentido me suele tolerar. Porque he visitado reinos prohibidos, mundos que la mayoría de vosotros ni siquiera se atreve a soñar. He admirado y gozado del material del que están hechos los sueños, me han abducido visiones de inacabables piernas, el cuero negro y los instrumentos de tortura aplicados sobre hermosos y opulentos senos...
Es cierto, acólitos del onanismo redentor, he navegado con rumbo fijo por el increíble y perverso mundo del Femdom, con sus inenarrables mujeres que someten a mujeres; he conocido las diez mil maneras de atar piernas, muñecas, caderas, manos y senos según el Bondage más ortodoxo; tacones eternos embutidos en botas y medias de puntillas y Chantilly rodeaban las más perfectas y estilizadas piernas que os podais imaginar. No se lo recomiendo a los no iniciados,pues hoy mismo mi joven padawan Jules Biano ha podido contemplar la magna recolección conseguida aun a riesgo de mi propia salud mental y no miento ni exagero si os digo que la conmoción le durará días -es odioso tener que reconocerlo, pero no contemplo aún la figura clara de mi sucesor; todos son unos blandengues-, pues cuando le he ordenado que se fuera a descansar tras la impresión sufrida, se ha retirado como un alma en pena murmurando de forma automática una especie de salmodio monocorde (algo así como: "la celda, la mazmorra, la cola de caballoooohh..." y vuelta a empezar)
Mi mente no está perturbada, sé lo que quiero , lo que me gusta y cómo me gusta, y, aún a riesgo de comentarios criticones y tendenciosos de ciertos elementos indeseables, jamás me someteré a imposiciones de estilos vomitivos. Los enfermos son los que prefieren un saco de huesos con labios siliconados y faz de cadáver antes que un pibonazo de proporciones circunféricas que se yergue ante tí con dos pechos tomahawk sobre las alzas de unos zapatos de tacones milimétricos y altísimos que se pierden en la autopista señalada por la línea de sus medias de lingerie y seda salvaje, terminado en la perfecta redondez euclidiana de unas nalgas de vocación planetaria. ¿Que no existen? Ya os lo digo... he visto auténticas obras de arte; sólo el que busca encuentra.

THIS BOOTS ARE MADE FOR WALKING

Queridas Nenas:
Os ruego desde estas pobres líneas que dejéis ya de una maldita vez de tender hacia ése engendro de Satanás llamado "Moda Unisex" y volváis a resplandecer ante el mundo llevando los adminículos que la evolución creó para su doble finalidad de vestir y seducir al hombre.
Puedo deciros, queridas perdularias, sin recato de ningún tipo, que en más de una ocasión me hubiera ido de cabeza a la cama con pibas que realmente no me ponían nada y solamente por una cosa: por las botas que llevaban. Realmente debe de haber algo infernal en la estilizada curva de un tobillo que asciende a las alturas envolviendo el mágico tesoro de unas pantorrillas bien torneadas, sobre todo si ése tobillo se alza sobre unos tacones puntiagudos y hacia el frente apuntan dos cuchillas afiladas. Las botas son el jardín prohibido, el árbol de la ciencia, el pecado original, la espada vengadora... (Diooosss, debo de parar)
En el Informe Van doren sobre la sexualidad masculina (de próxima aparición en farmacias y ayuntamientos autorizados) ya se recogía el resultado de la encuesta hecha a varones heterosexuales de 18 a 98 años, el cual, a la pregunta específica de qué única prenda dejaría a su pareja para hacer el amor arrojó un sorprendente 98% de unanimidad: unas buenas botas de cuero y tacón alto (en el 2% restante se detectó un alarmante incremento de auténticas perversiones y prefiero pasarlo por alto para este artículo).
Chicas, la demanda y el mercado lo exigen. Unas buenas botas. Y si un desconocido de repente te regala flores en la calle... ponte unas buenas espuelas y somételo, te lo agradecerá mientras vivas.